No están siendo tiempos dulces. Ni fáciles. Vivir está resultando ser más que una aventura una proeza. Y encima se amontonan noticias que nunca debieron ser y menos así. Guerras innenarrables, catástrofes naturales, negligencias humanas por pura codicia, abusos de poder incalificables, epidemias... Hemos estrenado siglo, pero ¿iremos perdiendo el poco sentido común que nos quedaba?
Ayer ha muerto la cantante y actriz Whitney Houston a los 48 años. Lo tuvo todo, belleza, talento, amor, dinero, fama. ¿Todo?
Muchas veces me he preguntado, hoy también, si merece la pena vivirnos sin un ritmo que nos permita vivirnos. Desaforados corremos hacia ninguna parte, o dejamos que la vida nos arrastre, incapaces de reflexionar y enfrentarnos con el coraje suficiente a nosotros mismos, y nuestras circunstancias. Corren tiempos asperos. Nos hemos vuelto cobardes y cómodos. No queremos esfuerzos. No queremos sacrificios. Ni problemas. Ni dolores. Medimos en el ojo ajeno el triunfo en nuestra vida y así, al menos a mí, no me salen las cuentas. Sabemos reprogramar un ibook pero no sabemos cómo explicarle a nuestr@ hij@ que no tiene porque tener una blakberry porque tod@s sus amig@s lo tengan.