LA PROEZA DE LLEGAR

LA PROEZA DE LLEGAR
No es la última mirada la que marca nuestro destino

domingo, 12 de febrero de 2012

Dulce despedida para una desconocida

No me suelen gustar las tardes del domingo ni esa cadencia nostálgica que me invade según va acercándose su término. Supongo que hasta en las rutinas menos rutinarias hay colores que no nos son gratos y que entremezclados nos hacen la vida un poco más átona. Quizá, además, no haya elegido buen día para pasarme por aquí después de tantos meses de ausencia, pero los espejos son casi siempre quienes mejor nos suelen decir adónde vamos, y más deprisa.
No están siendo tiempos dulces. Ni fáciles.  Vivir está resultando ser más que una aventura una proeza. Y encima se amontonan noticias que nunca debieron ser y menos así. Guerras innenarrables, catástrofes naturales, negligencias humanas por pura codicia, abusos de poder incalificables, epidemias... Hemos estrenado siglo, pero ¿iremos perdiendo el poco sentido común que nos quedaba?
Ayer ha muerto la cantante y actriz Whitney Houston a los 48 años. Lo tuvo todo, belleza, talento, amor, dinero, fama. ¿Todo?
Muchas veces me he preguntado, hoy también, si merece la pena vivirnos sin un ritmo que nos permita vivirnos. Desaforados corremos hacia ninguna parte, o dejamos que la vida nos arrastre, incapaces de reflexionar y enfrentarnos con el coraje suficiente a nosotros mismos, y nuestras circunstancias. Corren tiempos asperos. Nos hemos vuelto cobardes y cómodos. No queremos esfuerzos. No queremos sacrificios. Ni problemas. Ni dolores. Medimos en el ojo ajeno el triunfo en nuestra vida y así, al menos a mí, no me salen las cuentas. Sabemos reprogramar un ibook pero no sabemos cómo explicarle a nuestr@ hij@ que no tiene porque tener una blakberry porque tod@s sus amig@s lo tengan.