LA PROEZA DE LLEGAR

LA PROEZA DE LLEGAR
No es la última mirada la que marca nuestro destino

lunes, 26 de abril de 2010

A parte de mí

SIEMPRE me han maravillado las respuestas rotundas. Las terminaciones tajantes y autoritarias que no dejan resquicio alguno para la duda y que se visten de solemnidades. Me dejan perpleja, y por una milésima de segundo, calman mi necesidad de seguir buscando la respuesta más adecuada. Quién sabe si alguna vez toparé con una verdad, por minúscula e insignificante que sea, que trascienda la fragilidad de la interpretación subjetiva del instante para afincarse en lo más profundo de mi ignorancia y darme esa paz de espiritu que últimamente tan cara se vende.
SERÁ seguramente otro de mis defectos de fabricación. Tengo, a Dios gracias, muchos y variopintos, y no me cuesta nada mirarme hacia dentro y sonreirme por sentirme tan humana. No tengo grandes envidias que me corroan ni una necesidad imperiosa de vivir una vida que no me corresponda. Me siento chiquitita e insignificante en el devenir humano, porque a parte de mí, creo que hay un montón de millones de seres que buscan un espacio donde crecerse, pero eso no me hace empequeñecer mi esencia. Caminando y renqueando voy haciendo camino, lo demás, ya lo veremos.

2 comentarios:

  1. "Caminando y renqueando voy haciendo camino, lo demás, ya lo veremos".

    Me quedo con esto, que es, sin duda, lo más cabal que he leído en muchos días. Hay momentos en los que hay que volverse hacia adentro y blindar el lomo como los armadillos, mientras se hace camino, que es lo que importa. Y sin dejar de florecer hacia adentro, ya llegará el momento de florecer hacia afuera.

    Un beso.

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  2. Gracias por compartir tu sensibilidad y elegancia. Un besito, Asusa

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