Palabras, música, incluso bombones. Pero ahí se queda, en un rinconcito de nuestro pensamiento, observadora muda de instantes gloriosos y días pasajeros, esperando paciente ser llamada, por nosotros mismos, o por la ausencia de los otros, malevola o amigable, pero compañera fiel y autoritaria de hombres, gatos y niños...
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